El resultado de una inversión es directamente proporcional a la calidad de información que se tenga, y a su gestión.
or ejemplo, una
información contaminada suele llegar a generar grandes pérdidas. Es frecuente también que en la ola inversora los propios inversores se dejen arrastrar sin pararse a pensar si la
información está contaminada y puede perjudicar gravemente al bolsillo. El uso colectivo de una
información contaminada no es nada nuevo, y su resultado tampoco. Catastrófico. Millones de inversores de los últimos años, lo saben.
De los casos que hemos estudiado para nuestros Informes
VAC uno de los más reveladores es el de las UMTS y la venta de sus licencias por parte de los gobiernos. Es uno de los grandes fraudes de nuestro tiempo. La
información, de origen político, estuvo contaminada desde el comienzo. Por eso se invirtieron miles de millones en algo que no existía ni se llegaría a poder utilizar en años.
En el informe
VAC El caso de las UMTS, el alto coste de una
información contaminada se descubre como las
autoridades europeas y la Comisión de la UE, y algunos foros industriales especialmente interesados, presentaron en los años 90 el milagro de la nueva tecnología como una realidad muy inminente y como una gran oportunidad de negocio.
Medir y evaluar la
información como se hace con el sistema
VAC y su índice, hace que podamos utilizarla como una materia cualificada y transparente, y no dejarnos contaminar y pagar por ello un alto coste.